El presidente de la Cruz Roja Ecuatoriana Roque Fabián Soria Vasco, resaltó el compromiso del movimiento internacional en atender a las personas afectadas por la movilidad humana y otras crisis, promoviendo una labor que trasciende.
Para Roque Fabián Soria Vasco, presidente nacional de la Cruz Roja Ecuatoriana, el trabajo de la organización es un pilar esencial en la protección y dignificación de la vida humana, especialmente frente a desafíos como la movilidad forzada. “Es una oportunidad extraordinaria para la humanidad y para nuestro movimiento tratar temas que no solo son relevantes hoy, sino que siempre lo han sido”, señala.
La movilidad humana, impulsada por conflictos, persecuciones o fenómenos naturales, representa un reto global que la Cruz Roja asume con responsabilidad. “Nuestra labor es precautelar la vida y dignificarla, defendiendo a quienes se ven obligados a desplazarse por cualquier causa”, explica Soria Vasco.
En Ecuador, el fenómeno de la migración ha visibilizado círculos de necesidad, donde la búsqueda de un futuro mejor empuja a muchas personas a dejar sus hogares. Frente a esta realidad, la Cruz Roja, amparada en su red internacional, ofrece asistencia médica, psicológica y social a quienes lo necesitan.
“La guía de nuestros principios fundamentales nos impulsa a actuar permanentemente, asegurando ayuda para todos los que requieran protección y apoyo. Este esfuerzo no es solo para hoy, sino también para garantizar un futuro más digno para las personas y sus familias”, enfatizó el presidente.
Soria Vasco recalcó que la trascendencia de la labor humanitaria radica en su visión de largo plazo: proteger vidas y construir esperanza en un mundo donde los desafíos son constantes. Desde Ecuador hacia el resto del mundo, la Cruz Roja sigue siendo un símbolo de solidaridad y compromiso con la humanidad.